Para Manuel

Con una pierna a la mitad

a trancas y barrancas caminaba.

Pitarán los arcos al pasar

pero no redoblarán las campanadas.

Con veinte quedóse sin cabello

un aprendiz para maestro.

Ahora, con metales recién puestos,

sale del redil de los enfermos

con la vida como alhaja del no muerto.

Sonríe como quien burla a los trileros,

como marioneta que se ríe del titiritero

como un preso lejos del acero.

Disfruta de la rutina que tortura al funcionario

de la sencillez que se esconden en lo diario

de la grandeza de quien vence al adversario.

Y sacando fuerzas de flaqueza

sacude toda su tristeza

y bebe los vientos por la vida.

Y tapando con sueños sus heridas

es poseedor de la certeza

de que la Parca nunca olvida.

---------------3 de Febrero de 2012-----------