II
salieron hambrientos y con ganas
de quitarse la ropa el olor a incienso
el Mikasa desinflado era la excusa
para entrar al taller distraer al mecánico
y querer quitarle las bragas a la pelirroja
que sacaba la lengua y enseñaba las tetas
desde el calendario
III
Correrían más tarde a las eras
fuera de los caminos por los trigales
para tirarse piedras con las niñas
como quien lanza un beso
y tras darse caza usarían los dientes
descubriendo que la piel tiene nervios
que la manchas de sangre se disimulan con barro
que la ropa se rompe y hay sabores distintos
y tras ese instante de incertidumbre
la vuelta a casa con las dudas en las manos
con gusanos de seda en la barriga
y oliéndose los dedos
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